Museo de la Compañía de Indias
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Lorient y la Compañía de las Indias Orientales
Lorient tiene una rica historia, nacida de la evolución de la Compañía de las Indias Orientales en el siglo XVII. En la actualidad, gracias al Musée de la Compagnie des Indes, Musée de la Ville de Lorient, situado dentro del recingo de la Citadelle de Port-Louis, y a las huellas dejadas en la ciudad por esta aventura, descubrirás una ciudad marcada por la aventura y el exotismo.
La historia del comercio de Lorient con las Indias
Un poco de historia
«Por la presente, firmamos de nuestro puño y letra el permiso y permitimos a la mencionada compañía que se establezca en las mencionadas localidades de Port-Louis, de Féandick y alrededores, a lo largo de los ríos Hennebont y Pont-Scorff…».
En junio de 1666, Luis XIV, el Rey Sol, firmaba sin saberlo el acta de nacimiento de la ciudad de Lorient. Con el establecimiento en Port-Louis de la Compañía de las Indias Orientales, fundada por Colbert, el territorio se desarrollaría rápidamente.
¿Sabías que el nombre elegido para la nueva ciudad creada proviene del nombre dado al navío con el nombre de Soleil d’Orient y construido en 1667?
La Citadelle de Port-Louis abre sus murallas a los visitantes con ganas de descubrir la historia y el patrimonio de la Compañía de las Indias y el Musée National de la Marine (Museo Nacional de la Marina).
El Museo de la Compañía de Indias
El Museo de la Compañía de las Indias de Port Louis recorre la historia y las epopeyas de este comercio internacional exótico en Lorient a través de unas magníficas piezas de época y de reconstrucciones.
A través de las diversas colecciones, el museo presenta un recorrido que nos ayuda a comprender la historia de las compañías comerciales, así como el desarrollo de la ciudad de Lorient y de su puerto. En el museo también descubrirás la vida de las tripulaciones y la navegación a bordo de los navíos de la Compañía de las Indias. Asimismo, se presenta la actividad de los distintos emporios y de las mercancías transportadas.
La visita, rica en ilustraciones, objetos y maquetas, está adaptada para la visita en familia con niños y adolescentes.
A lo largo de todo el año se organizan visitas guiadas por un guía conferenciante, y cuyo programa se obtiene en la oficina de turismo.
Del Oriente hasta Lorient
Cuna de la Compañía de las Indias, Lorient proyecta la memoria de una época hecha de aventuras en el mar en la ruta hacia las Indias Orientales y las Américas. Desde las huellas actuales de la Compañía a los grandes retos náuticos, el territorio de Lorient reivindica su origen exótico.
De la langosta a la Kari Gosse, pasando por el Pont des Indes, la ciudad de Lorient muestra con orgullo sus orígenes: la Compañía de las Indias Orientales. Fundada por Colbert en 1664, la compañía se instaló en el puerto de Port-Louis y en la localidad de Faouëdic en 1666. Así nacía Lorient, del comercio con tierras lejanas: hasta el siglo XVIII, la ciudad vio desembarcar en sus muelles especias, sedas y algodones de vivos colores, porcelana fina, café y té, oro, esencias preciosas y plantas tropicales.
Unas aventuras especiadas
Testigos del esplendor de la Compañía fueron el Hôtel Gabriel, que albergaba la sede de la compañía, o la Tour de la Découverte en el Enclos du Port. Y, si bien este fastuoso comercio internacional entró en declive desde la Revolución francesa, en Lorient y sus alrededores quedó una cierta inclinación hacia las aventuras especiadas.
Comenzando por la pasión por alta mar con el centro de regatas Pôle course au large y las numerosas expediciones marítimas: La regata transatlántica Transat en Doble entre Lorient y las Bermudas ganada por Éric Tabarly en 1979, o el intento en enero de 2014 de Lionel Lemonchois de batir el récord entre Port-Louis en Bretaña y Port-Louis en isla Mauricio.
Y aún más extraordinario es que en las farmacias de Lorient encontramos el enigmático Kari Gosse, un curry picante preparado por M. Gosse, un farmacéutico de Lorient del siglo XIX, que combina perfectamente con el pescado y el marisco.
Una vegetación tropical
Por último, el exotismo también se ha extendido por parques y jardines con el entusiasmo por las especies tropicales.
Las más emblemáticas son, sin lugar a dudas, las dos gigantescas palmeras de Chile que, con sus 150 años, dominan desde lo alto el jardín de Faouëdic en Lorient. Ambas sobrevivieron a los bombardeos y a la Segunda Guerra Mundial, y aún conservan en sus troncos las cicatrices de los agujeros de bala.
Estas palmeras evocan los jardines del Enclos du Port, donde se almacenaban las plantas exóticas prometidas al Jardin du Roy, actual Jardin des Plantes de París.
Y qué decir del Festival Interceltique, un mestizaje cultural de las naciones celtas, que cada verano se reúnen en Lorient, heredera, con dos siglos de distancia, de la quincena de las ventas organizada por la Compañía de las Indias Orientales, que convocaba en octubre a todos los comerciantes de Europa en los muelles del puerto…
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